Cuando se trata de los peligros de la era digital, la mayoría de los padres se preocupan de lo que pueda haber en la pantalla de la computadora. Recientes investigaciones indican que la pantalla en sí puede ser un peligro muy real. La doctora Perri Klass escribe en el periódico The New York Times y advierte que muchos padres desconocen los riesgos que puede causar la pantalla digital. Cuenta que hay padres que dicen al pediatra que su hijo no puede tener problemas de atención porque se pasa horas y horas delante de una pantalla digital. El niño puede tener problemas de concentración en otros lugares, pero no frente a una pantalla.
El Dr. Klass escribe lo siguiente:
En realidad, la capacidad que un niño tiene para quedarse atento delante de una pantalla, aunque no lo haga en ningún otro lugar, es realmente característico de un trastorno por déficit de atención e hiperactividad. Existen conexiones de conducta y neurológicas complejas que vinculan pantallas y atención. Son muchos los expertos que creen que los niños que padecen este trastorno pasan más tiempo jugando a video juegos o viendo la televisión que otros muchachos de su edad.
El Dr. Christopher Lucas de la Escuela Universitaria de Medicina de Nueva York explica que el tipo de concentración exigida por la pantalla digital es muy distinta de la que se requiere, por ejemplo, en una clase o a la hora de leer un libro. El niño tiene que prestar atención en clase sin recibir una recompensa inmediata y debe aprender a mantener dicha concentración. Cuando lee, el niño tiene que suplir la recompensa mediante la imaginación.
Sin embargo, cuando se centra en una pantalla digital, la atención del niño se ve gratificada por «frecuentes recompensas intermitentes» bajo la forma de una liberación de hormonas en el cerebro. El niño puede llegar a depender de esas recompensas y perder la capacidad de mantener su concentración al no recibir esas cargas placenteras en el cerebro.
El Dr. Klass admite que la investigación no es aún capaz de responder a la pregunta de qué viene antes, la dependencia de la pantalla o la falta de concentración. De un modo u otro, la estrecha relación entre la pantalla digital y la crisis de atención está muy bien documentada.
Esto no significa que los padres tengan que deshacerse de la pantalla (y de cualquier otro artículo digital), pero esta es una llamada de aviso de la que los padres cristianos deberían tomar buena nota, con especial preocupación. Para los cristianos, el problema no puede ser simplemente el éxito académico en la clase. Debemos preocuparnos por los medios de gracia que conducen a la piedad en la vida del creyente. El cristiano debería ser un estudiante de las Escrituras y esto exige la disciplina de una lectura concentrada. La atenta adoración es otra disciplina necesaria en la vida cristiana.
¿Estaremos creando una generación que no puede adorar o leer sin necesidad de sentir una liberación de dopamina?
Esta investigación es importante para todos nosotros. La revolución digital ha proporcionado verdaderos prodigios y abierto nuevos mundos. Hay tanto que celebrar y apreciar. Al mismo tiempo, existen verdaderos peligros en estas nuevas tecnologías, sobre todo para los niños. Los padres deben establecer y mantener unos límites para sus hijos… y para sí mismos.